La curiosidad es un impulso que en ocasiones puede describir de manera precisa a los fanáticos del cómic, después de todo, ese interés por descubrir, entender, abrir puertas, leer cosas nuevas, es lo que mantiene la llama de la lectura del arte secuencial viva en una gran parte de este fandom.
Este deseo de “saber” o “averiguar” tarde o temprano encontrará el tiempo a investigar de donde vienen sus raíces, ya sean biológicas o en este caso específico, la de su narrativa gráfica local. Es esta pura curiosidad es la que de manera ineludible dirigirá al fanático del cómic local a la pregunta ¿Cuál fue el primer cómic hecho en mi país?
Para intentar responder esta pregunta desde el contexto sociocultural de Panamá, se dedicaron horas de revisión de motores de búsqueda en línea, entrevistas a autores, académicos y entusiastas del arte secuencial panameño. A pesar de estas acciones, no podemos asegurar que los resultados sean los definitivos.
La narrativa gráfica local, ciertamente nace con la caricatura, de la mano del primer caricaturista panameño Mariano Soto, y la misma llega a un lenguaje propio originario con los aportes de Eudoro “Lolo” Silvera, esta expresión gráfica local da paso a los primeros intentos de hacer un cómic en Panamá.
Si hablamos de estos primeros intentos de realizar un libro de cómic panameño (hecho y distribuido por panameños), tenemos que remontarnos a los años 70/80, en donde hay dos posibles candidatos. Julián Pérez (autor del cómic panameño El-Quasar) considera que el cómic Victoriano Lorenzo4, El cholo guerrillero (1970) del autor Néstor de Icaza, puede ser el primer cómic panameño en su totalidad, ya que fue escrito, dibujado e impreso en Panamá.
Como protagonista de la escena local, Julián aporta datos históricos del cómic local durante el desarrollo de la investigación, El posicionamiento y visibilidad del comic y manga de Panamá (Zuleta, 2021), «Néstor de Icaza, que fuera conocido como Juan Carrete en los años ochenta (representando a este personaje en la Radio y Televisión panameña), era dibujante y muy nacionalista, hizo el comic de Victoriano Lorenzo, sus páginas son hermosas, se hicieron a plumilla, en blanco y negro completamente y el trabajo está muy interesante».
Otro de los posibles candidatos a ser el primer libro de historietas o cómic, totalmente panameño, llega de la plumilla del caricaturista y pintor Armando Díaz, mejor conocido entre los entusiastas del arte secuencial local bajo el seudónimo Ologuagdi «Pedro Prestán, bajo el furor de las tormentas», con guion de Rómulo Bethancourt Arosemena. Esta historia muestra los controversiales sucesos acontecidos en el año 1885 en la Ciudad de Colón, Panamá.
Estos primeros pasos sirvieron como la base para que, años después, otros artistas continuaran con esta ilusión de contar historias en viñetas. Entre estos artistas se pueden mencionar a Leo Lamie (Ni sol, ni sal), Erick Levy (Butterfest, Welcome to Ichtelion!) y Guillermo Meza (Satori), entre otros.
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